Daniel Indart titular FADEEACLos malabarismos que hacen los empresarios para superar los obstáculos que imponen las carencias del sistema económico actual son cada vez mayores. Este sector, como otros, atraviesa una situación de importantes condicionamientos para las empresas que lo integran.

La fuerte disminución de las operaciones, la baja sensible en la cadena de producción, las trabas al comercio en general, la falta de normas claras que otorguen previsibilidad y una certera dirección al rumbo económico del país, más la ausencia de medidas favorables a la inserción de la Argentina en el mundo, también golpean al transporte de cargas, actor principal para el desarrollo económico.

Uno de los motivos de mayor preocupación es una cadena de pago cada vez más afectada y que, a futuro, no da ninguna señal de mejora. El panorama a corto plazo no es muy alentador, si se atienden a las variables y proyecciones económicas. Mientras tanto, las empresas realizan sus mayores esfuerzos en cumplir con un fuerte calendario impositivo y el cumplimiento de todas las normas específicas impuestas por estados municipales, provinciales o nacionales.

En este contexto, la mayor parte de las empresas desde hace tiempo se ven obligadas a ejecutar diferentes tipos de ajustes en sus gastos generales, en la postergación de inversiones, en la renovación de unidades y en las actualizaciones específicas que hacen al funcionamiento eficiente de una compañía de transporte que apunta a ser competitiva en el mercado local y regional.

Hay que tener en cuenta que los rubros de combustibles y personal hoy tienen un mayor protagonismo en la contaduría de cualquier empresa del sector. Como los costos crecen, y no siempre se pueden derivar los aumentos a los clientes, la rentabilidad baja. Hoy, los márgenes de ganancia hablan por sí solos: provocan un clima de suma precaución y desaliento.

FADEEAC asumió la responsabilidad empresarial de llevar al autotransporte de cargas a un nivel de profesionalización, acorde a los estándares internacionales. Desde hace tiempo, la Federación está en ese camino, destacándose, incluso, en foros y encuentros a nivel mundial. Pero el sector requiere de una economía sólida, previsible y que favorezca al comercio regional, incentivando políticas de desarrollo para las pequeñas, medianas y grandes compañías.

El desafío no es menor, pero el país cuenta con todos los recursos y capacidades para cambiar esta realidad. La nueva etapa que se abra para los argentinos a partir de octubre de este año, es una oportunidad que genera expectativas y esperanzas para el futuro. Esperamos que sea el tiempo de cumplir con los objetivos pedientes.