Los transportistas presentaron una propuesta para disminuir la emisión de gases contaminantes y favorecer el medio ambiente

Alejo González Prandi y Eduardo Pérez, Redacción ExpoTrade

Publicado originalmente en el suplemento Transporte & Logística, diario La Nación, 29 de diciembre de 2016

Reproducido en Revista FADEEAC, N°228, Febrero 2017

La proliferación de gases de efecto invernadero (GEI) en las distintas etapas de la producción obligó a los organismos nacionales y multinacionales a buscar alternativas para su disminución y llevarlos a a valores que no comprometan la subsistencia de las próximas generaciones.

El 12 de diciembre de 2015, la Argentina fue uno de los 195 países que firmaron el Acuerdo de París por el que todos se comprometían a una disminución en la emisión de GEI. Antes de eso, en la reforma constitucional de 1994 se agregó el Artículo 41 donde se incorporó una clausula ambiental que apunta a que las actividades productivas satisfagan las necesidades actuales sin comprometer a las futuras generaciones, preservando el medio ambiente.

La Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) interpretó que representa a un “sector vital de la actividad productiva”, por lo que asumió la responsabilidad que le toca en este cambio y comenzó el desarrollo de un programa al que denominó Rango Verde. “El programa nace de las lecturas de lo que está pasando en el mundo con el calentamiento global, debido a la emisión de gases de efecto invernadero. Hace unos meses nos pusimos a investigar y trabajar pensando que necesitamos de manera urgente desarrollar un proyecto para disminuirlos”, explicó Guillermo Werner, secretario general de FADEEAC.

Según el directivo, “lo que va a ocurrir en la Argentina será que con mayor productividad se consumirá más combustible y será mayor la emisión de gases efecto invernadero. Hay dos curvas que vienen creciendo simultáneamente: la de productividad y trabajo y la de las emisiones de gases. Lo que se quiere es separarlas: tener mayor productividad con la menor emisión de GEI posible”.

Primero, medir

Aseguró que “para que este programa sea fuerte lo primero que se debe hacer es medir la cantidad de gases que se emite en nuestra actividad. Para hacerlo hace falta tecnología y el financiamiento para comprarla y llegar a una medición que pueda ser certificada por un ente que pueda homologar. Una vez logrados esos datos habrá que cuantificarlos y darles un valor, a partir del cual se iniciará la campaña concreta para bajarlo”.

Werner explicó que “hay tecnología para medir que no es tan cara, y la medición y su valorización es lo que más tiempo va a llevar. Una vez logrado eso se va a evalular qué tenemos y cuánto le cuesta al Estado”.

En cuanto al avance del proceso, el dirigente reconoció: “Estamos en la etapa de acordar entre las partes para ponernos a trabajar, pero queremos que 2017 sea el año en que se empiece a medir y se establezca un laboratorio que podría estar en nuestro predio en Escobar, donde se puedan establecer los valores. Hay que tomar las muestras de todo el parque que lleva un buen tiempo de trabajo. Con este plan estamos trabajando con la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) y con universidades. Queremos coordinar esfuerzos para trabajar todos juntos. Fadeeac apuntó a coordinar sus esfuerzos con varias instancias del Gobierno y vimos que le dio una importancia enorme a este tema al crear un ministerio de Medio Ambiente”, indicó.

Werner reconoció que “en los contactos que tuvimos con el Gobierno los vimos tan entusiasmados con el proyecto como nosotros, porque cada uno había empezado a trabajar por su lado. El entusiasmo es tal que hemos tenido reuniones multitudinarias. Lo que aspira Fadeeac es a coordinar todo lo que se está haciendo para llegar a una homologación real”.

En ese sentido, la CNRT emitió la resolución 1075/2016, en la que previó un Plan de Transporte Inteligente, que establece una serie de pautas para avanzar hacia una movilidad más amigable con el medio ambiente.

Premios

Sin embargo, la propuesta de la Fadeeac avanzó en un sentido no previsto en la resolución de que “quien se adhiere a este plan de manera voluntaria tenga alguna ventaja. Porque si hubo una inversión para que el camión baje la emisión de GEI reciba una contrapartida económica que hoy no existe. Hoy, un camión de última generación paga más que una unidad vieja que contamina. Se castiga al que invierte en lo nuevo. Lo que busca este proyecto es que con una medición que sea estrictamente confiable, el vehículo que emite menos gases obtenga una mejora económica, porque está haciendo un bien al medio ambiente. Esta no debe ser una oblea más, sino que el que la tenga reciba un premio. Hoy ese premio es inverso: lo paga el que tiene la tecnología más nueva, por comprar un vehículo más caro y consumir insumos más caros que el otro”, reconoció Werner.

Tras recordar que el 25% del parque automotor del país tiene más de 25 años de antigüedad, insistió en que “el empresario tendrá que tener una ventaja económica para sumarse al plan. Puede ser por combustible más barato, por menos impuestos por patentes, que haya ventajas por tener un camión nuevo. Si el transportista tiene tecnología que reduce los GEI tiene que tener una ayuda económica inmediata”, reafirmó.

“Hay que tomar conciencia de la necesidad de tener menores emisiones para revertir los valores actuales, y no afectar a las próximas generaciones”, concluyó Werner.